Daniel Innerarity, más de un mes después

El sábado 12 de septiembre, dimos a conocer en este blog un resumen de las  reflexiones que nos había sugerido el estudio de la reciente obra de Daniel Innerarity Una teoría de la democracia compleja. Gobernar en el siglo XXI (Galaxia Gutenberg, 2020).

El trabajo completo, titulado Reflexiones sobre una obra seminal, lo distribuimos a través del correo electrónico de la Asociación. Recibimos algo más de medio centenar de respuestas. Hoy publicamos los comentarios que nos remitió David Corominas (Ph. D. en Geografía Económica por Leeds University y experto en Comunicación), quien nos ha autorizado a compartir sus ideas con nuestros seguidores.

Con ello contribuimos a ampliar el conocimiento colectivo del pensamiento del profesor Innerarity, al mismo tiempo que —fieles a nuestra visión— fomentamos el desarrollo de los valores democráticos de los ciudadanos.

En lo que sigue, reproducimos —en cursiva— el texto que recibimos de David Corominas con fecha 29 de octubre, titulado «Daniel Innerarity, más de un mes después». Sus comentarios, desprovistos de citas concretas, no pretenden constituir una nota académica. Están redactados en estilo telegráfico y agrupados en nueve puntos expuestos sin un orden determinado. (En el octavo hemos añadido una breve nota aclaratoria sobre la duda que nos manifiesta). Helos aquí:

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  1. Me ha gustado la propuesta global (Innerarity + la vuestra). Soy firme partidario de romper visiones dogmáticas / fundamentalistas / esquemáticas / maniqueas / dicotómicas de la realidad que vivimos. Sobre todo, de algo que en broma llamo la falacia dialéctica de lo social —público privado— sobre la que se han construido propuestas políticas mutuamente excluyentes. (Lo califico de broma porque sería muy poco riguroso si le diera categoría analítica a mi falacia).

 

  1. Creo, además, que sumar una aproximación histórica ofrecería una interesante evidencia del error común de pensar [Estado = Público] y [Empresa = Privado] y, a su vez, dotar a cada binomio de un valor moral X en función de la posición identitaria del observador
  • Empresa= Privado = Virtud (neoliberalismo)
  • Estado = Público = Virtud (neosocialdemocracia)

 

  1. La gobernanza es un término bien lábil que puede servir para un roto y un descosido, soy muy cauto con su empleo. A primeros 90 me adentré en su estudio por cuestiones doctorales. Llegué a publicar un pequeño texto con el cátedro y amigo Luis Enrique Alonso sobre la «gobernanza glocal» (1994). Mis colegas me criticaron mucho por el uso de ambos términos «gobernanza» y «glocal». Es verdad que entonces estaba muy influido por la literatura anglosajona, viviendo y trabajando en Inglaterra no podía ser de otra manera. También me influía el teatro de Shakespeare y el rugby de Yorkshire

 

  1. Buscar fórmulas para un orden social crecientemente equitativo no puede ser excusa para ignorar la etiología de nuestro presente, lo que queremos mejorar, aquello que se muestra con fallas en muchos aspectos, la equidad, uno de ellos. La variable tiempo no debe ser coartada de anclajes arcádicos pretéritos. Como siempre dice mi suegro (cátedro de la UCM, un titán de la Hª Antigua en nuestro país: Domingo Plácido se llama) la Historia es un extraño lugar. Entender los procesos sobre la variable tiempo, debe ayudarnos a comprender, incluso para el paradigma sistémico, que las realidades humanas NO están predeterminadas y que las relaciones de interacción social están siempre «re-ordenando el orden social». Y lo digo sin necesidad de adscribirme a una formulación materialista-histórica, pero sí alejándome de interpretaciones estructuralistas que renuncian a la historia para comprender lo social (Saussure, Levi-Strauss, Althusser…)

 

  1. La realidad humana, afortunadamente es plural, polivariable, archidiversa, y por qué no decirlo: proto azarosa. La complejidad nos ha acompañado a lo largo del devenir humano. Si bien es cierto que ahora, desde hace varias décadas, el planeta tierra o mejor dicho sus habitantes: nosotros, funcionamos como una gran tribu, un gran sistema hiperconectado donde lo que queda fuera es pura anécdota. Por primera vez en términos históricos nos vemos obligados a gestionar la información que nos rodea con mecanismos altamente sofisticados (y no hablo de tecnología necesariamente). La resolución de problemas micro y macro así nos compele.

 

  1. En ningún caso creo que el dilema que tenemos frente a nosotros sea dicotómico: Libertad vs Seguridad (¿Occidente vs Oriente?) o Casta/1% vs subalternos/99%. Negar estas dicotomías, a mi entender, no excluye la existencia de estas problemáticas en lo concreto: cómo la libertad, cómo la seguridad, cómo las oligarquías (quién, dónde, cuánto) cómo los subalterno (ídem)

 

  1. El ejemplo de Nueva Zelanda es harto interesante. Es una nación estado   muy aislada del «mundanal ruido» (su éxito en la gestión de la covid da muestras de ello). Son pocos habitantes sobre un territorio amplio. Juegan al rugby que asustan (es chiste…pero cierto). El orden social crecientemente equitativo que están construyendo se ha beneficiado también, según palabras de un investigador de Auckland, de la ausencia o mejor dicho han sabido evitar la influencia de ciertos venenos epocales: «en mi país hemos logrado que los negocios mediáticos de R. Murdoch no hayan entrado y cuajado, Esto ha facilitado mucho que tengamos un debate político sereno de ideas, sin populismos y estridencias extremas de diferente signo». Importante reflexión que leí en algún medio, tras el éxito del partido laborista neozelandés. No es anecdótico, me parece.

 

  1. Hay una cosa que no termino de comprender en vuestro texto. ¿Por qué subrayáis a Innerarity que sus referencias son del ámbito de las ciencias sociales y no de las ciencias naturales? La democracia es un hecho social (político, institucional, económico) es lógico que tire de referencias de ese territorio siendo él filósofo, ¿no? Y lo dice un geógrafo de formación, una disciplina intelectual cuyo ADN es el diálogo constante entre las ciencias naturales (geología, geomorfología, climatología, edafología, etc.) y las ciencias sociales (sociología, economía, demografía, etc.) (*)

 

  1. En resumen, opino que vuestro trabajo es una excelente reflexión, bien expuesta en forma y fondo. Osada, elegante, y constructiva. Enhorabuena.

 

Os estoy agradecido por hacérmelo llegar y, también, por el reto intelectual que me ha supuesto. Dado que Niklas Luhmann, Humberto Maturana o Ilya Prigogine fueron autores que frecuenté hace ya un par de décadas, volver a pensar en términos sistémicos me parece fascinante.

 

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(*) Opinamos, al igual que tú, que es lógico que Daniel Innerarity, filósofo, se apoye mayormente en las ciencias humanas. Y es su mérito el haberse introducido en un territorio que le es ajeno, el de las ciencias naturales. Innerarity ha recurrido a ambas fuentes con un único fin: comprender y familiarizarse con las ciencias de la complejidad para, con ello, enriquecer su disciplina, la filosofía política, y proponer una nueva praxis. Sucede que la visión que la sociología tiene de las ciencias de la complejidad representa, a nuestro juicio, una suerte de “derivada segunda” de lo que los científicos duros entienden por complejidad. A lo que, a nuestro entender, hay que añadir la particular interpretación que Innerarity hace de ese componente esencial de la complejidad que es la teoría general de sistemas. Todo ello explica que el pensamiento sistémico no nos parezca el camino más acertado para argumentar, por ejemplo, los procesos soberanistas, vasco y catalán, que son del interés de Daniel Innerarity.

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Con nuestra gratitud a David Corominas, deseamos que sus reflexiones merezcan el interés de los seguidores de este espacio.

Un saludo muy cordial,

Felipe Gómez-Pallete felipe.gpalleterivas@ccdemocraticas.net

Paz de Torres paz@ccdemocraticas.net & https://comoelagua.net/

Asociación por la Calidad y Cultura Democráticas.

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