Sistema; indicadores o índices; calidad; partidos, etcétera son términos de amplio espectro. Por eso, estas palabras hacen suponer a quien lee los titulares que ya sabe de qué va la cosa. Y, de esta forma, el lector, en lugar de interpretar el texto que sigue, lo traduce sobre la marcha a su propio idioma, es decir, lo filtra a través de su zona de confort intelectual y, en el mejor de los casos, se queda como estaba, diciendo para sí: ‘en efecto, esto ya lo sabía yo’.
Para evitar correr esta suerte, y sin pretensión alguna de ser originales, pero sí claros, Calidad y Cultura Democráticas desea explicar en esta serie veraniega de relatos breves lo que entendemos por Sistema de Indicadores de Calidad (SIC) y lo que, por el contrario, queda fuera del abanico de nuestras pretensiones:
- Nos proponemos empezar con un ejemplo, lo más gráfico posible. Hemos elegido para ello un par de cifras más o menos aproximadas: en 2012, el PP gastó unos 130 millones de euros, mientras que sus ingresos por cuotas de afiliados ascendieron a unos 12 millones. ¿Cómo elaborar un indicador de calidad a partir de estos órdenes de magnitud? Éste será el asunto que trataremos en la primera entrega.