He aquí algunos de los más importantes debates sobre cómo superar la crisis social en que nos encontramos:
Constitución 1978 | En favor de cambiar la Constitución vs En contra de cambiar la Constitución |
Sistema de partidos | En favor del multipartidismo vs En favor del bipartidismo |
Forma de Estado | En favor de la Monarquía vs En favor de la República |
Título VIII CE | Estado de las Autonomías vs Otras formas: federalismo, independencia |
Representación | Democracia representativa (partidos) vs Protagonismo / participación popular |
Nuevas tecnologías | Sedes analógicas (partidos tradicionales) vs Redes digitales (nuevos movimientos sociales) |
Ideología | Izquierdas vs Derechas |
Rendición de cuentas | En favor/en contra de la Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno |
Llamamos a estos y otros debates de parecida índole (todos necesarios; ninguno suficiente) “debates visibles”. Y los llamamos así por su prominencia sobre este otro que denominamos “debate oculto” o debate pendiente, a saber: El debate sobre la necesidad de incorporar nuevos métodos de trabajo en la cultura organizativa de las formaciones políticas, tanto tradicionales como quincemayistas. Si esta cuestión fuera objeto de tan encendidos debates como los anteriormente apuntados, estaríamos hablando de detractores y partidarios del movimiento en favor de mejorar la competencia, pericia y aptitud de los partidos políticos para los procesos de toma de decisiones, la dirección de equipos humanos, el análisis de situaciones complejas, el establecimiento de metas y objetivos, así como para la planificación, puesta en marcha y seguimiento de las tareas a realizar, por citar únicamente algunas de las tareas que, ineludiblemente, deben practicarse a diario en cualquier tipo de asociación humana compuesta por personas que comparten valores y metas comunes.
Nosotros opinamos que este debate pendiente está tapado no solo por la omnipresencia de los debates visibles, sino también por otros factores culturales, entre los que destacamos estos tres:
1. La reivindicación de la transparencia (desvelar lo que estaba oculto) satisface la presión ciudadana por conocer los casos de corrupción pero, a su vez, oculta los planes de mejora continua de la calidad organizativa de los partidos, planes a los que los partidos deberían comprometerse públicamente. La Transparencia (de lo hecho en el pasado) sin Compromiso (con el futuro) constituye un eslogan demagógico.
2. La culpa siempre es del “Otro”: Del capital para los socialismos; de la ‘casta’ para los emergentes; del inmigrante para los populistas, del político para los ciudadanos, etcétera como señala el historiador José Álvarez Junco en su espléndido artículo sobre el temor al Maligno. El discurso dominante exige, en fin, ser bueno o malo, verdugo o víctima, siempre la “O” por medio; nunca la cooperación, la suma, la copulativa “Y”, es decir, ambos: representantes electos y electores representados, política y economía, transición y siglo XXI, unidad y diversidad.
3. El déficit cognitivo que caracteriza a gran parte de los líderes políticos, razón de su incapacidad para el análisis y la gestión de situaciones complejas. Sí, puede decirse que el discurso dominante es un discurso simple, no por ramplón, chabacano o vulgar, que también; sobre todo, por lineal e incapaz, por tanto, de abarcar la realidad de nuestros días.
Motivada por todo ello, por la necesidad de ofrecer soluciones prácticas que ayuden a superar la actual situación de crisis social, esta asociación ha abierto un camino para mejorar el funcionamiento interno de los partidos políticos, conocido como método SIC/P (Sistema de Indicadores de Calidad para organizaciones políticas), del que existe una primera versión bajo licencia de Creative Commons.
Sobre todo ello, tenemos dos preguntas para nuestros amables seguidores:
- ¿En qué medida compartes el diagnóstico “debates visibles; debate oculto”?
- ¿Crees posible la aplicación práctica de nuestra propuesta SIC/P?
Muchas gracias por vuestras respuestas.
Cordiales saludos,
Asociación por la Calidad y Cultura Democráticas
Estoy de acuerdo en cuanto a la importancia de los debates ocultos o pendientes. Sin duda, muchos de los males e imperfecciones de los partidos políticos se corregirían con la aplicación de los SIC/P. Para ello, se necesita una voluntad decidida de actuación en este sentido por parte de las personas que tienen control en los diferentes partidos.
Dices, y en nuestra opinión dices bien, que para corregir los males e imperfecciones de los partidos políticos es necasaria la «voluntad decidida de actuación (…) por parte de las personas que tienen control en los diferentes partidos». Sin duda, ello es condición necesaria, sine qua no, pero no suficiente; se necesita, además, la presión ciudadana, opinamos nosotros. Como dice nuestra Guía del asesor SIC/P (V5.1, 09.06.2014), se precisan ambas circunstancias: «sin la auto exigencia de los partidos nada será creíble [ni factible]; con la sola presión social todo será efímero». Muchas gracias, Santiago. ¡Adelante!
Entre los fines para los que creamos la Asociación por la Calidad y Cultura Democráticas está, precisamente, ayudarnos a responder más y mejor al otro, para lo que es imprescindible saber escucharle. Del mismo modo, y no en menor medida, ayudamos a formular más y mejores preguntas, para lo que es obligado reflexionar, es decir, escucharnos a nosotros mismos. Nos anima mucho, Ernesto, saber que nuestro empeño te merece opinión tan favorable. Te lo agradecemos y, como siempre, te animamos a que aportes tus entradas a este blog.