Explicación no pedida

Son dos formas de posar ante la cámara: mostrando las palmas de las manos y con los brazos cruzados. La primera imagen pertenece a la serie No oculto nada, una propuesta del afamado fotógrafo vitoriano Alberto Schommer, una de las cimas del arte fotográfico español. La segunda apareció en la cubierta del El Páis Semanal el pasado 17 de mayo, una portada dedicada a los Héroes de la Paz, excelente reportaje dedicado a este prestigioso hospital madrileño.

¿Se imaginan a un cirujano mostrando las palmas de sus manos y diciendo: ‘No he descuartizado a nadie’? ¿O a una jueza que, en esa misma pose, confesara no haber prevaricado? Al margen de la valía profesional de todos ellos, considero que el lema No oculto nada es un disparate, se mire como se mire.

Estoy seguro de que ensayistas como Manuel Cruz, Daniel Innerarity, José Luis González Quirós o Javier Gomá podrán argumentar lo que digo con la luminosidad que proporciona la filosofía. A ras de suelo, mis cinco argumentos son los siguientes:

1. No ocultar nada es imposible. Tal situación no se da ni en la Naturaleza. Hasta el oro de 24 quilates contiene impurezas. Todo individuo, toda asociación de individuos, tiene zonas de sombra. Incluso ciertas impurezas pueden ofrecer belleza, como el jardín de una esmeralda colombiana. No ocultar nada es, simplemente, irreal.

2. Cuando el niño, despavorido, dice sin venir a cuento ‘Yo no he roto el jarrón; no he sido yo’, el adulto ya sabe lo que ha ocurrido sin haberlo presenciado ni oído. Aunque no lo hablemos, quienes estudiamos latín sabemos lo que significa la locución Excusatio non petita, accusatio manifesta.

3. De hacer fortuna, el lema No oculto nada vendría a sumarse a esa retahíla de expresiones (sanidad gratuita, generación más preparada, lucha contra el cambio climático, etc.) que hemos acabado por aceptar, aunque literalmente sean incorrectas, porque nos ahorran muchas palabras. Y es que nos falta tiempo, todo va muy deprisa como bien nos recuerda Joan Subirats. Cogemos atajos hasta para expresarnos.

4. No oculto nada es una idea que partió de la preocupación de su promotor “por la enorme corrupción política”. He aquí otra variante del ‘pensamiento simple’ que nos invade: creer que corrupción y política son palabras sinónimas. No sólo mutilamos las frases por comodidad; además, construimos identidades falsas (corrupción = política) porque el malo siempre es el político.Imagen en el texto

5. De un político, así como de cualquier organización política, es más importante conocer su mirada hacia el futuro que lo transparente que fue su pasado o está siendo su presente. Una propuesta que desarrollo en el libro Una vindicación de la acción política, cuya figura 21 (pp. 95 y 156) acompaña estas líneas.

Y es que cada vez que veo, bajo el lema No oculto nada, la imagen de un político mostrando las palmas de sus manos limpias, me viene a la memoria la expresión que le robaron a todo un personaje como Federico Trillo, a la sazón presidente del Congreso: ‘Manda huevos’.

Sí, hay que jorobarse. ¡Valiente disparate! Hasta ahí podíamos llegar. Sólo faltaba que dedicándote a trabajar para la cosa pública, por mandato y delegación mía, estuvieras ocultando algo que deberíamos saber todos, los que te elegimos y los que no te votaron. Sí, me salen expresiones y sentimientos como estos y otros por el estilo, pero ciertamente incorrectos, incluso cuando la fotografía está firmada por Alberto Schommer y la modelo es Manuela Carmena, dos trayectorias admirables.

Felipe Gómez-Pallete Rivas
Presidente de la Asociación por la Calidad y Cultura Democráticas

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