El proyecto de investigación “Empoderamiento ciudadano en red: plataformas y herramientas de subpolítica democrática”, dentro del máster en Comunicación, Cultura y Ciudadanías Digitales y financiado por la Asociación por la Calidad y Cultura Democráticas, analizó el trabajo de las principales organizaciones en red que realizan política, con el fin de esclarecer cuáles son las formas que emplean para medir la calidad democrática de las instituciones.
Estas iniciativas fueron abordadas como plataformas y herramientas de “sub-política” –el poder que nace de la sociedad- que buscan conseguir el empoderamiento y la capacitación del ciudadano en términos democráticos. Subpolítica definida por el sociólogo Ulrich Beck como “una política que no solo genere reglas, sino que las modifique; que no solo pertenezca a los políticos sino también a la sociedad; que no solo sea del poder sino también de la creación” [Beck, Ulrich (1999): La invención de lo político. Para una teoría de la modernización reflexiva. Fondo de cultura económica].
Con este cometido, el trabajo muestra un mapeo de las principales iniciativas (en total, fueron rastreadas casi 900 en todo el mundo: 520 fundaciones, 115 centros académicos y de investigación y 261 plataformas ciudadanas) para, después, conocer el (i) modelo organizativo y de financiación, (ii) las iniciativas concretas, (iii) los eventos y modos de publicitación y (iv) los valores y objetivos de veinte fundaciones y think tanks, otros tantos centros académicos y de investigación y otra veintena más de plataformas ciudadanas de España, Europa, Latinoamérica y del resto del mundo.
Tras el análisis, algunos de los resultados que se observaron fueron que los tres tipos analizados –fundaciones, centros y plataformas- se asemejan en que trabajan en red, colaboran con otras comunidades e incluso en ocasiones realizan proyectos y eventos similares. Sin embargo, las que más se parecen por su forma de organizarse, financiación y eventos, son las fundaciones y los centros académicos y de investigación. Las plataformas ciudadanas representan un modelo diferente. Su orientación es menos consensual, menos lucrativa, menos jerarquizada y menos organizada. Atendiendo a su alcance social, pueden llegar a más gente, pero tienen más dificultades para darse a conocer. La razón fundamental estriba en su carencia de lazos con el poder político-económico, tal como los que disfrutan las fundaciones.
Las nuevas fundaciones que están surgiendo se caracterizan por un empleo intensivo de la tecnología de código abierto para empoderar al ciudadano y se asemejan, cada vez más, a las plataformas ciudadanas en los objetivos que persiguen. El empleo de códigos y herramientas propias, abiertas a la copia, la modificación y la remezcla, pretenden empoderar a nuevos públicos, pero también sirven para empoderar a estas nuevas organizaciones de la sociedad civil. Estamos asistiendo a nuevas formas de hacer política (muchas de ellas siquiera reconocidas como tales). Se trata de la aparición de nuevas narrativas por parte de los individuos, que pasan de ser receptores a convertirse en emisores, que reformulan sus códigos de (auto)presentación y participación social (muchas de ellas marginadas o reprimidas institucionalmente). Sin embargo, cabe recordar que lo importante, antes que la tecnología, son las formas de (auto)organización interna y externamente [Contreras, Pau (2004). Me llamo Kohfam: identidad hacker, una aproximación antropológica. Gedisa: Barcelona].
En este sentido, la plataforma ccdmocraticas.net de la Asociación por la Calidad y Cultura Democráticas es un claro ejemplo de iniciativa ciudadana de nueva creación, que realiza “subpolítica” en la nueva institucionalidad que está emergiendo. Con esta plataforma, la asociación busca empoderar a nuevos públicos y, a su vez, empoderarse a sí misma, fin que buscaba el presente proyecto.
Ester Crespo
Periodista e investigadora de la Asociación por la Calidad y Cultura Democráticas